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Toxocara canis (Werner, 1782) y Toxocara cati (Schrank, 1788)

Nombres comunes: lombrices del gato y del perro, respectivamente.

Hospedero: Gato (Felis silvestris catus) y perro (Canis lupus familiaris)

Microhábitat: Intestino

Colectado por: Eduardo Caballero y Caballero

Identificado por: Eduardo Caballero y Caballero

Localidad de colecta: Xochimilco, Ciudad de México.

Números de catálogo: 2042 y 4983, respectivamente

Generalidades

La toxocariasis es el nombre que se le da a la parasitosis causada por dos especies de nematodos del género Toxocara: T. canis y T. cati. Se considera una geohelmintiasis, ya que pasa al menos una parte de su ciclo vital en el suelo y suele ser una de las helmintiasis más frecuentes en perros y gatos, mascotas por excelencia del hombre. T. canis es un gusano cilíndrico de color anaranjado a beige,  posee tres labios en el extremo anterior, y alas cervicales que le dan un aspecto de punta de flecha.  Existe un remarcado dimorfismo sexual dado por los tamaños, los machos miden de 4 a 10 cm, y las hembras de 5 hasta 18 cm de largo. Los machos presentan un extremo caudal terminal de forma curva y un par de espículas desiguales. Los huevos son semiesféricos de color marrón oscuro y con una cubierta gruesa y finamente granulada, miden entre 85 a 95 x 75 a 90 micras (Quiroz, 1999; Uribarren, 2018).

Por su parte T. cati es una gusano cilíndrico con tres labios en la parte anterior, además de unas alas cervicales anchas y estriadas. De igual forma hay una diferencia en los tamaños del cuerpo dependiendo del sexo; los gusanos machos miden de 3 a 6 cm y las hembras de 4 a 10 cm,. Los huevos son de forma esférica y presentan un tamaño que va de los 65 a las 75 micras (Quiroz, 1999)

 

Otros hospederos: Los hospederos definitivos de T. canis incluyen: perro (Canis familiaris), jackal (C. aureus), dingo (C. dingo), lobo (C. lupus), 

coyote (C. latrans), zorro rojo (Vulpes vulpes), zorro ártico (V. lagopus), zorro del desierto (Megalotis zerda) y rara vez en felinos. Por su parte los hospederos definitivos de T. cati son felinos como: gato (Felis catus), gato montés (F. silvestris), serval (F. serval), lince (Lynx lynx), puma (Puma concolor), león (Panthera leo), jaguar (P. onca), tigre (P. tigris), ocelote (Leopardus pardalis) entre otros. El ser humano (Homo sapiens sapiens), ratas, conejos, ovinos, caprinos, bovinos, pollos, palomas y cerdos son hospederos accidentales (Quiroz, 1999; Okulewicz et al., 2012; Macpherson, 2013 ) 

Taxonomía y filogenia

Clasificación

Phylum Nematoda 

Clase Chromadorea 

Orden Spirurida 

Familia Ascaridae 

Género  Toxocara 

Especie Toxocara canis  

Especie Toxocara cati

Para el género Toxocara se han descrito diez especies, de las que T. canis y T. cati han sido mayormente estudiadas por ser parásitas de animales domésticos (perro y gato, respectivamente) y por su capacidad de establecerse de manera accidental en humanos. En la década de los 80’s, se consideraba a T. cati  como una especie distinta de T. mystax, sin embargo, estudios moleculares reflejan que se trata de una sola especie, conservándose el nombre de T. cati.  Un estudio filogenético con cinco especies del género (T. canis, T. cati, T. vitulorum, T. tanuki y T. malaysiensis)  reflejó que las especies contenidas en este género, están separadas en clados respecto al hospedero que parasitan, es decir, que aquellas que parasitan a felinos se encuentran más estrechamente emparentadas entre sí, encontrando que, a pesar de que morfológicamente son especies muy parecidas entre sí, son distintas a nivel molecular lo que evidencia que se trata de especies diferentes (Wei-Li et al., 2008; Wickramasinghe, 2009).

 

 

Ciclo de vida

Toxocara canis tiene como hospedero definitivo al perro y T. cati al gato.  Para ambas especies, el ciclo comienza cuando los hospederos definitivos defecan al aire libre, depositando los huevos embrionados en el suelo; en condiciones óptimas de temperatura y humedad se desarrollara la segunda larva dentro del huevo. Una vez en el suelo son ingeridos nuevamente por el hospedero definitivo, los huevos pasaran al intestino delgado, en donde liberan a las larvas, que posteriormente penetran la mucosa intestinal y a través de la vía linfática y sanguínea llegan a diferentes órganos como: hígado, corazón y  pulmones migrando por los bronquios, traquea, y laringe (alcanzando el tercer estadio larval), hasta ser deglutidas dirigiéndose nuevamente al intestino, donde se desarrollan en adultos (hembras y machos) y llevan a cabo la reproducción sexual (Quiroz, 1999: Denis, 2003; Breña et al., 2011; Becerril-Flores, 2014; Vargas-Morellano, 2015 ). Tras la fecundación, las hembras pueden contener hasta 200.000 huevos no embrionados por día, los cuales son eliminados en las heces del perro o del gato, según la especie del parásito. Otras vías de infección para los hospederos son: el consumo de roedores, lagartijas, conejos, etc., que se infectan de manera accidental, o bien por ingestión de vómito y heces que contengan  larvas tardías o adultos inmaduros del parásito. Finalmente, las hembras pueden transmitir directamente la infección a sus cachorros a través de la placenta o durante la lactancia, ya que al estar preñadas pueden alojar larvas en estado "latente" en sus tejidos (Denis, 2003; CFSPH, 2005; Bolívar-Mejía, 2013; Vargas-Morellano, 2015).

El hombre puede infectarse principalmente mediante la ingestión de huevos embrionados, lo cual ocurre tras la manipulación de tierra o arena contaminada o por comer tierra.Las larvas del segundo estadio son liberadas al estómago y de ahí al intestino delgado, donde penetraran la mucosa duodenal y migrara por los canales vasculares hacia los pulmones y luego a las vías linfáticas o sanguíneas. Al no ser su hospedero definitivo la larva únicamente migra por todo el cuerpo afectando y perforando diversos órganos y tejidos (Morales-Reyes, 1999; Breña et a-. 2011; Bolívar-Mejía, 2013). 

 

 

Distribución geográfica

La toxocariasis es una enfermedad cosmopolita, considerándosele endémica en la mayor parte de los países de América, África y Asia. Las poblaciones  más afectadas por esta enfermedad son regiones principalmente del trópico, y  aquellas con bajo nivel socioeconómico; sin embargo, aún en países desarrollados, la toxocariasis es una de las helmintiasis más frecuentes (CFSPH, 2005; Guarín-Patarroyo, 2014). En México, se ha registrado ambas especies en estados de Veracruz, Monterrey, Guadalajara, Tamaulipas, Morelos y Ciudad de México (Quiroz, 1999)

Con mayor frecuencia, se presenta en niños y adultos que tienen contacto estrecho con sus mascotas, menores que juegan en cajas de arena y parques públicos susceptibles de estar contaminados por las heces de perros y gatos, o, personas que comen tierra. Es una enfermedad de gran importancia en la salud pública y con alta prevalencia en zonas rurales, suburbanas y urbanas. Su presencia se relaciona con la constante necesidad del hombre de vivir rodeado de mascotas (perros y gatos) lo cual ha facilitado su persistencia.

Epidemiología

Las especies de Toxocara se mantienen en el ambiente debido a la infección y reinfección de sus hospederos, para lo que recurren a las diversas vías de transmisión citadas antes. Su prevalencia puede variar entre 2% y 14% en áreas urbanas y hasta el 37% en zonas rurales. A pesar de ello, actualmente, los valores reales de prevalencia, morbilidad y mortalidad se desconocen para la mayoría de los países del mundo, en el caso de América Latina, se estima una seroprevalencia de 1.8 a 66.6% (Bolívar-Mejía et a., 2013), en el caso de cada país se ha registrado valores de 20 a 25% en zonas rurales y aborígenes de Argentina, 27% en la seroprevalencia de la población en Bolivia, del 20 al 30% en zonas escolares y rurales de Brasil, entre valores de 1 a 60% en zonas rurales e indigenas de Venezuela, de 33% en plazas y zonas públicas de Paraguay y 47.5% en Colombia (Canese et al., 2003; Guarín-Patarroyo, 2014). Asimismo se cuentan con reportes de 3.7% en Japón, 13.9% en Estados Unidos, 44.6 % en Suecia, 58% en Malasia, 7.5% en Australia, 30% en Nigeria y 63.2% en Nepal (Breña et al., 2011; Macpherson, 2013; Chia-Kwung, 2015)

La toxocariasis es más prevalente en niños entre los 2 y los 7 años, esto como causa de su constante exposición con perros y gatos o por jugar cerca de heces de dichos animales; incluso, se ha reportado en niños de 1 a 3 años que llegan a consumir tierra, ya sea de manera accidental o premeditada. Otras personas vulnerables son los jardineros, campesinos, criadores de perros y personas con poca o nula higiene personal. En algunos países asiáticos, la prevalencia de toxocariasis en adultos aumenta tras las ingestión de hospederos accidentales, es decir, por comer hígados crudos de pollos, ganado e incluso perros o gatos. Otros factores que contribuyen a la ingestión de huevos embrionados de Toxocara son el viento, la lluvia, las moscas, cucarachas y lombrices, animales en los que pueden permanecer infectivos durante meses (Uribarren, 2018).​

En el caso de los animales, los estudios indican una frecuencia de T. canis que va del 8 al 18%, tal es el caso de Argentina, Brasil, Cuba, Colombia, Puerto Rico, Uruguay, Venezuela, Dublín, Irlanda, Estados Unidos, Chile y México (Martínez-Barbosa et al., 1998; Fonrouge et al, 2001; Salinas et al., 2001; Guarín-Patarroyo, 2014). Los perros menores a un año tienen hasta 10 veces más riesgo de contraer la infección, o de presentar una mayor carga parasitaria,  esto debido a las diferentes maneras de contagio, ya sea por ingesta, transplacentaria y lactogénica, la tendencia de una reducción se ve atribuida por la capacidad inmnológica humoral que se desarrolla en los hospederos con el paso del tiempo(Trillo-altamirano et al., 2003; Guarín-Patarroyo, 2014).

Con respecto a nuestro país, principalmente en la Ciudad de México, se ha reportado en perros que viven en casas una frecuencia de 21.2% (de 500 perros estudiados)  y una frecuencia de 12.4% en perros vagabundos. En el caso de zonas verdes se ha registrado hasta un 14.4% de parques infectados por T. canis, siendo las áreas verdes de Tláhuac y Xochimilco las zonas más infectadas (Martínez-Barbosa et al., 1998). 

Los registros dados por T. cati van del 25% en Brasil, 10% en Chile, 18.3% en España y 42% en México. A diferencia de T. canis, son pocos los registros donde se indican los niveles de prevalencia o seroprevalencia. En el caso de los hospederos definitivos, no humanos,, son las crías las más susceptibles a infección debido a la posibilidad de contagio al momento de lactar (Cardillo et al., 2008).

Las medidas y precauciones que se consideran son prácticas higiénicas; es decir, lavarse las manos antes de alimentarse y después de acariciar a las mascotas, evitar demasiado contacto con los animales y mantener limpio las zonas donde tu mascota defeca, además de desparasitar a tus animales. En el caso de parques y zonas abiertas, se recomienda ser un dueño responsable y levantar las heces de tu perro con bolsas, en Japón y como una medida externa para los animales abandonados, se ha puesto a prueba el uso de cubiertas de plástico de vinilo transparente sobre las cajas de arena durante la noche pareció disuadir a los animales de defecar en ellas, algunas ciudades han resuelto el dilema al eliminar las cajas de arenas (Despommier, 2003). 

Patología

Los síntomas y signos de la toxocariasis son efecto de la migración de las larvas del tercer estadio por la constante migración de las larvas por el torrento sanguíneo y su paso a través de diferentes órganos como el hígado, ojos, músculo y cerebro. Sin embargo, en algunos hospederos la migración puede ser asintomática (Guarín-Patarroyo, 2014; Chia-Kwung et al., 2015; Urribaren, 2018). Los tres síndromes generados por la migración de las largas son: larva migratoria visceral (SLMV), larva migratoria ocular (SLMO) y la neurotoxocariasis (Bolívar-Mejía et al., 2013). El SLMV se caracteriza por producir lesiones, hemorragias, necrosis e inflamaciones en  los órganos por los que pasan durante su ruta de migración, por ejemplo: el hígado, los pulmones, la piel, el sistema nervioso, el músculo esquelético, el corazón y los riñones. En el caso de la piel se llega a presentar prurito, urticaria, y pacientes con problemas respiratorios como tos, neumonitis, disnea, neumonía y asma, algunos problemas cardiovasculares reconocidos son pseudotumores, pericarditis, miocarditis y endomiocarditis; a su vez, puede generar enfermedades como anorexia y anemia (Quiroz, 1999; Breña et al., 2011; Bolívar-Mejía et al., 2013; Chia-Kwung, 2015; Uribarren, 2018).

El SLMO daña particularmente los ojos, ocasionando: inflamación, ojos de color rojo, dolor ocular, desprendimiento de retina, opacidad del humor vítreo y tumores e incluso pérdida parcial o total de la visión, este padecimiento se ha observado mayormente en hombres adultos (Despommier, 2003; Chia-Kwung, 2015; Uribarren, 2018). Finalmente, la neurotoxocariasis encubierta comprende un espectro clínico que va desde una infección casi asintomática hasta la migración de larvas a órganos blanco específicos. Los signos y síntomas no son característicos de la enfermedad, ya que de manera general se presenta fiebre, diversas adenopatías, tos, asma, meningitis, esquizofrenia, demencia, deficiencia cognitiva, encefalitis e incluso epilepsia, que bien podrían ser confundidos con signos de muchas otras enfermedades no parasitarias, motivo por el cual, la mejor recomendación es la oportuna atención médica desde el primer signo de malestar (Bolívar-Mejía et al., 2013; Chia-Kwung, 2015).

El diagnostico en el caso de SLMV y SLMO es la realización de pruebas inmunológicas cuyo fin es la detección de anticuerpos, en el caso de la migración de la larva, las técnicas imagenológicas o tomografias computarizadas pueden ser de utilidad, y en el caso de la migración ocular se puede realizar una oftalmoscopía (Macpherson, 2013; Chia-Kwung, 2015).

Hay dos grupos de antihelmínticos utilizados en el tratamiento de toxocariasis humana, en el primer caso se encuentran medicamentos más viejos, tales como: dietilcarbamazina y tiabendazol, y compuestos más nuevos del grupo benzimidazol tales como: albendazol, fenbendazol y mebendazol. Se ha estudiado el efecto de la ivermectina en el parásito, aunque los resultados no muestran la erradicación del parásito (Pawlowski, 2001). Por otro lado el tratamiento depende inicialmente de la localización del parásito y sobre todo la administración temprano, esto para una mayor efectividad. En el caso de SLMV se recomienda la administración de antihelmínticos, como albendazol, y el uso de medicamentos antihistamínicos para contrarrestar la respuesta alérgica. En SLMO el tratamiento estándar se realiza con corticoestereoides cuyo fin es disminuir la inflamación intraocular y el uso de albendazol, aunque se tienen ciertas dudas sobre su efectividad, considerando su administración únicamente cuando la enfermedad no se ha desarrollado lo suficiente. Asismismo se considera el uso de procedimientos quirúrgicos (Guarín-Patarroyo, 2014; Uribarren, 2018). 

Para el caso de las mascotas, los perros pequeños pueden sufrir problemas como neumonía, diarrea, vómito, estreñimiento y obstrucción biliar, llevando todo ello a una muerte temprana del animal. En el caso del adulto, la migración de la larva ocasiona problemas digestivos y siendo en algunos casos asintomático. Para el caso de los gatos, las crías no se observa alguna sintomatología que indique la presencia del parásito por lo que no hay posibilidad de muerte del animal; sin embargo cuando llega a la edad adulta se puede observar síntomas como presencia de diarrea, deshidratación y vómito, en algunos casos el estómago del animal se ve voluminoso (Overgaauw y Nederland, 2003). 

Los perros y los gatos pueden tratarse eficazmente mediante la administración de una amplia variedad de antihelmínticos disponibles en el mercado, incluidos milbemicina, nitroscanato, piperazina y pirantel, que matan o paralizan a los gusanos adultos, la ivermectina, moxidectina, elamectina y fenbendazol son eficaces para tratar tanto gusanos adultos como larvas y el fenbendazol, moxidectina y avermectinas se pueden usar para prevenir la transmisión de hembras embarazadas y lactantes a sus crías (Macpherson, 2013)

En los medios

Noticias

-Gutierrez-Alcara, R. Hacinamiento de animales en departamentos. 26 de junio del 2015. http://archivo.eluniversal.com.mx/cultura/2015/impreso/hacinamiento-de-animalesen-departamentos-77076.html

Videos

-Toxocariasis: En: https://www.youtube.com/watch?v=LNdjEKRKB1A

-Diversos casos de Toxocariasis (62 videos): https://www.youtube.com/watch?v=gKBUHGPSvgg&list=PLr8x_-fAlLbI2PmJJpb3W88TGxOTk_ewu

-Disección de intestino con Toxocara canis. En: https://www.youtube.com/watch?v=ZE8jsrDP5ak

Artículos de interés 

- Ma, G., Holland, C., Wang, T., Hofmann, A., Fan, C., Maizels, R., Hotez, P. y Gasser, R. 2018. Human toxocariasis. The Lancert Infectious Diseases 18: e14-e24

-Perri, A.,  Heinrich, S., Gur-Arieh, S. y Saunders, J. 2017. Earliest Evidence of Toxocara sp. in a 1.2-Million-Yr-Old Extinct Hyena (Pachycrocuta brevirostris) Coprolite from Northwest Pakistan. Journal of Parasitology 103(1): 138-141.

Pregúntale al Maestro Rafa

 

 

 

 

 

 

 

¿Todos los perros y gatos están parasitados por Toxocara?

¡NO!. Sin embargo, todos son susceptibles de adquirir estos parásitos. Por ello, debes tener un control adecuado de la salud de tus mascotas y sobre todo, especial atención en los lugares donde defeca, pues los parques y sitios públicos suelen estar contaminados por los huevos de estos nematodos.

Vi en internet fotografías de perros con Toxocariasis,  tenían el abdomen muy inflamado, mi perrita también lo tiene así ¿tiene Toxocara canis?

¡NO precisamente! Muchos perros suelen estar inflamados por algo que comieron, exceso de gases e incluso estar gestando sin que te hayas dado cuenta. La mejor manera de saber si tu perra tiene o tu gato , es llevándolo con un veterinario para que le realice un examen coproparasitológico, ya que es el método adecuado para el diagnóstico de éstos parásitos.

 

¿La toxocariasis es contagiosa de persona a persona?

¡No! recuerda que el hombre solo aloja larvas que no producen huevos, los cuales son la única vía por la que puede infectarse.

 

¿Puede un perro contagiarse de T. cati  y un gato de T. canis?

¡No! A nivel de especie, éstos nematodos han desarrollado una alta especificidad hospedatoria, por lo que sólo es parásita de félidos y de cánidos respectivamente.

Bibliografía recomendada

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Referencias

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