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Onchocerca volvulus (Leuckart, 1893)

 

Nombre común: Nematodo causante de la "ceguera de los ríos"

Hospedero: Hombre (Homo sapiens)

Microhábitat: Dermis (adultos).

Colectado por: Brigada Sanitaria SSA.

Identificado por: Eduardo Caballero y Caballero

Localidad de colecta: Oaxaca

Número de catálogo: 6155

Generalidades

La oncocercosis o ceguera de los ríos es el nombre que recibe la parasitosis humana causada por el nematodo Onchocerca volvulus que es transmitida por la picadura de la mosca negra. Son gusanos filiformes, delgados, de color blanco opaco y de forma roma en ambos extremos; presentan estrías transversales a lo largo de su cuerpo. El macho mide de 2 a 4.5 cm de longitud por 130 a 210 micras de ancho, presenta dos espículas desiguales; la hembra mide de 50 a 70 cm de longitud por 270 a 40 micras de ancho (Mazzotti, 1962; Duménigo-Ripoll, 2001; Romero-Cabello, 2007;  Vivas-Martínez et al., 2007; Galaviz-Silva y Molina-Garza, 2013; Gómez et al., 2016).

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta enfermedad ha sido de gran importancia por el número alto de casos en África, Yemen, México y algunos países de Sudamérica. Los adultos de Onchocerca volvulus se alojan en nódulos ubicados por debajo de la piel llamados oncocercomas y en los ojos, causando ceguera parcial o total en las personas infectadas; el nombre de “ceguera de los ríos” se debe a que ríos y arroyos son los lugares ideales para la localización del vector (Duménigo-Ripoll, 2001; Galaviz-Silva y Molina-Garza, 2013; Gómez et al., 2016; OMS, 2018).

Otros hospederos: O. volvulus se desarrolla y reproduce en el ser humano, siendo este su único hospedero definitivo. Especies del género Simulium spp. (mosca negra), son usadas como vectores (Vivas-Martínez, 2007).

Clasificación

 

Phylum Nematoda

Clase Chromadorea

Orden Spirurida 

Familia Onchocercidae 

Género Onchocerca

Especie Onchocerca volvulus 

El término Oncocercosis se asocia a las parasitosis causadas por las especies del género Onchocerca. Existen alrededor de 27 especies asociadas a este género, la mayoría parásitas de ungulados, sin embargo, destacan O. flexuosa y O. jakutensis por ser parásitas del ciervo rojo (Cervus elaphus), O. lupi parásita de perros y por supuesto, la más ampliamente estudiada, O. volvulus, por ser parásita del humano.

Se ha observado una interacción endosimbionte con la bacteria Wolbachia, siendo la causante de la respuesta inmunitaria del hospedero. La muerte del parásito y de la bacteria ocasionan lesiones en la córnea, inflamación y edemas e inclusive una discapacidad visual (Romero-Cabello, 2007; Rodríguez y Lizarazo, 2010; Galaviz-Silva y Molina-Garza, 2013; Santaona-Álvarez et al., 2015)

Ciclo de vida

Onchocerca volvulus  requiere de un vector (mosca negra) y de un hospedero definitivo (humano) para llevar a cabo su ciclo de vida. Las hembras adultas portan en el útero miles de larvas (microfilarias), producto de su copulación con los machos,  las cuales son liberadas y migran por los tejidos a la sangre, en donde son ingeridas por los dípteros del género Similium (Duménigo-Ripoll, 2001; Romero-Cabello, 2007; Rodríguez y Lizarazo, 2010). En un lapso de dos a seis horas después de la ingestión, las microfilarias migran hacia los músculos torácicos para no ser digeridas por el insecto.  Después de 24 horas estas presentan su primer estadio o primera fase de Hoffman; cinco días después las larvas pasan a segundo y tercer estadio, en este último migran del hemocele y musculatura de la mosca hacía la probóscide.  Cuando las moscas infectantes pican al ser humano, las larvas del tercer estadio ingresan al hospedero (Romero-Caballero, 2007; Vivas-Martínez, 2007; Rodríguez y Lizarazo, 2010).

Una vez en el hospedero la larva muda dos veces más en el tejido subcutáneo hasta formar el individuo adulto aproximadamente en un período de 6 a 12 meses; los adultos viven hasta por 15 años en nódulos subcutáneos, denominados oncocercomas. Dentro de los nódulos, los adultos se encapsulan y copulan, las microfilarias jóvenes que son liberadas migran del tejido subcutáneo a la sangre donde serán ingeridas por su vector repitiendo el ciclo biológico (Romero-Cabello, 2007; Rodriguez y Lizarazo, 2010; Díaz-Menéndez et al., 2011).

Distribución geográfica

El nematodo Onchocerca volvulus se distribuye principalmente en zonas tropicales; las regiones más vulnerables son aquellas con dificultad de acceso, comunidades con pobreza extrema y zonas dedicadas a la agricultura  (Lugo-Rodríguez, 2005). La mayor cantidad de personas infectadas por este parásito se encuentran en 31 países de África, que significa el foco más alarmante para la OMS, por presentar  una prevalencia muy elevada en sus habitantes, seguida de Yemen y cerca de seis países de América Latina, entre los que destacan Brasil, Colombia, Ecuador, Guatemala y México (Castro y González, 2005; Lugo-Rodríguez, 2005; Vivas-Martínez et al., 2007; Puente-Puente, 2013; Gómez et al., 2016; OMS, 2018).

En nuestro país, existían tres focos endémicos, uno en Oaxaca y dos en Chiapas, todas las localidades con oncocercosis se encuentran en regiones montañosas con dificultad de acceso, y mayormente en época de lluvias (Castro y González, 2005; Mendez-Galván y Olguín-Bernal, 2011). 

Epidemiología

La epidemiología de la oncocercosis no es uniforme en su distribución como su patología; estas diferencias se ha observado dependen en gran medida de la cepa de parásito,  la especie de simulido y las diferencias en la respuesta del huésped humano al parásito, sin olvidar la relación con las influencias ambientales, geográficas, sociales y demográficas, que aumentan la complejidad de la epidemiología (Duménigo-Ripoll, 2001)

De acuerdo con los últimos censos registrados por la OMS en zonas hiperendémicas (p. ej., en las riveras de los ríos) más del 60% de la población presenta microfilarias en la piel. Se estima una prevalencia de oncocercosis de 37 millones, de los que cerca de 500.000 personas presentan afectación visual y la mitad padece ceguera irreversible (Díaz-Menéndez et al., 2011; Santana-Álvarez et al., 2015). El 99% de los casos se encuentra en el Continente Africano en países como Nigeria, Uganda, Sierra Leona, Ghana, Camerún, Nigeria y Uganda (Castro y González, 2005; Santana-Álvarez et al., 2015; OMS, 2018)

En el continente americano, se han registrado entre 130 000 y 140 000 casos, en unas 5 000 comunidades: Venezuela (65 % de las comunidades), México (18 %), Guatemala (10 %), Brasil (4 %), Ecuador (3 %) y Colombia (una comunidad). Se ha estimado que 1,6 millones de personas viven en las áreas afectadas de estos países y por lo tanto, están en riesgo de adquirir la infección. De acuerdo con un informe de la OMS en el año 2002 la oncocercosis no ha causado una sola muerte, pero su carga global es 987 000 años de vida ajustados por discapacidad (Santana-Álvarez et al., 2015).

En el 2012 la OMS considero erradicada la oncocercosis en los tres focos endémicos marcados para México; sin embargo, en 2013 se identificaron 68 nuevos casos, de los que 66 ocurrieron en Coahuila y 2 en Veracruz, más 14 nuevos casos en Chiapas. Para el 2014 se anexaron 24 nuevos casos en Tamaulipas, 1 en Zacatecas y 80 en el Estado de México; y en el 2015 , se reportaron dos nuevos casos en Yucatán y el primer registro identificado en la Ciudad de México demostrando que la infección sigue presente en el país (Gómez et al., 2016), probablemente debido a la migración de personas provenientes de regiones con la infección activa.

Las actividades de lucha y prevención, que consisten en lograr el control de la oncocercosis, están basadas en la lucha antivectorial (erradicación de larvas de los vectores) y la utilización de una quimioterapia eficaz (Duménigo-Ripoll, 2001). Estas medidas de control fueron implementándose de diferentes formas en cada continente y tiempo después en cada país. En África, inicio con el "Programa de Control de la Oncocercosis" en 1974; el objetivo era erradicar y tratar la zona con mayor registros de ceguera por oncocercorsis, para ello se hacia uso de larvicidas en zonas de cultivo. Para 1995 comenzó el control del vector eliminado cerca de un 90% de la población  y el uso de ivermectina en pacientes infectados. Actualmente el programa ha mostrado avances satisfactorios, aunque se prevé una resurgencia a largo plazo (Rodríguez y Lizarazo, 2010). 

En el caso de América Latina fue en 1991 cuando la Organización Panamericana de la Salud organizó la primera Conferencia Inter-Americana de Oncocercosis, en donde se determinó el uso y distribución de ivermectina; y en 1993, se creo el "Programa para la eliminación de la Oncocercosis en las Américas" cuyos objetivos consisten en controlar  e interrumpir la transmisión de la oncocercosis, obteniéndose un gran logró al erradicar el parásito en diferentes zonas. Asimismo gracias al "Programa Mundial de Donación Mectizán" se estableció la iniciativa de tener de manera accesible y gratuita el medicamento contra las microfilarias  (Méndez-Galván y Olguín-Bernal, 2011; Rodríguez y Lizarazo, 2010). La OMS en 2019, ha podido verificar que cuatro países (Colombia, Ecuador, Guatemala yMéxico) se encuentran libres de oncocercosis después de haber aplicado con éxito, durante decenios, las actividades de eliminación de la enfermedad.

Patología

Onchocerca volvulus afecta  principalmente la piel y los ojos, por lo que se reconocen dos cuadros clínicos con base en el lugar afectado: Oncocercosis cutánea y oncocercosis ocular. Sin embargo, se pueden reconocer signos y síntomas cutáneos, linfáticos, sistémicos y oculares, algunos de los cuales pueden coexistir con otros (Duménigo-Ripoll, 2001; Rodríguez y Lizarazo, 2010).

En la cutánea, el principal signo de la presencia del nematodo es la formación de nódulos debajo de la piel, denominados  oncocercomas,  los cuales son provocados por las microfilarias, que se desplazan por el cuerpo humano a través del tejido subcutáneo y dan lugar a respuestas inflamatorias intensas que aparecen y desaparecen paulatinamente (Duménigo-Ripoll, 2001; Castro y González, 2005; Romero-Cabello, 2007). Se ha observado que la localización del parásito varia entre los continentes, en África se establece mayormente en la zona pélvica, costillas y vértebras; en el continente americano se presentan frecuentemente como nódulos en la cabeza.

Los principales signos de oncocercosis cutánea son:  irritación,  despigmentación o hiperpigmentación, descamación, pérdida de elasticidad y engrosamiento (paquidermitis), prurito, lesiones, pápulas, edemas, costras y piel escamosa.  En países de África se ha observado la presencia de oncodermatitis, es decir, afectaciones en la piel sin la presencia de oncocercomas, que se caracteriza por la presencia de prurito, paquidermia, la piel se oscurece y hay un agrandamiento de los ganglios linfáticos (Castro y González, 2005; Lugo-Rodríguez, 2005; Rodríguez y Lizarazo, 2010).

En el caso de la oncocercosis ocular, las personas infectadas desarrollan lesiones en los ojos, que dependerán de la intensidad  de la infección y de la respuesta inflamatoria del infectado. Las lesiones pueden ser en el humor vítreo, córnea, pupilas y nervio óptico; paulatinamente, la visión puede verse afectada parcial o totalmente y en la mayoría de los casos, el daño es irreversible. Esto ocurre debido a la presencia de material blanquecino denominado como queratitis puntata el cual se aloja a lo largo del ojo obstaculizando el paso de luz (Castro y González, 2005;Lugo-Rodríguez, 2005; Romero-Cabello, 2007; Vivas-Martínez et al., 2007).  

Así como la presencia de onocercomas depende del continente, se ha observado que las alteraciones en los ojos igualmente varían; en países de América se ha observado alteraciones del segmento anterior del ojo, mientras en África se ha observado alteraciones en membranas profundas y nervio óptico (Martínez-Báez, 1978).

Ocasionalmente han ocurrido casos donde ha habido alteraciones a nivel neurológico, renal o linfático, además de microfilarias presentes en hígado, bazo y páncreas. Por esta razón, la oncocercosis no se debe diagnosticar exclusivamente con base en los signos y síntomas antes mencionados, motivo por el cual lo mejor es consultar a un médico tras la aparición de alguno de ello (Duménigo-Ripoll, 2001; Gómez, 2016). El diagnóstico clínico se efectúa mediante la identificación de las lesiones oculares y cutáneas en individuos con residencia permanente o antecedentes de visitar zonas infectadas. El diagnóstico se realiza mediante la observación del gusano en biopsias cutáneas o por el examen de la cámara anterior y posterior del ojo con lámpara de hendidura (Duménigo-Ripoll, 2001; Gómez, 2016).

Para eliminar a los adultos de O. volvulus, la extirpación de los nódulos subcutáneos palpables continúa siendo el procedimiento de mayor elección; sin embargo es impredecible acabar con ellos.  En el caso de las microfilarias es necesario tomar dosis de ivermectina, una o dos dosis al año (Rodríguez-Pérez y Reyes-Villanueva, 1994; Duménigo-Ripoll, 2001; Romero-Cabello 2007; Vivas-Martínez, 2007; Gómez, 2016). Dada la presencia de la bacteria Wolbachia se considera el uso de desoxiclinas para poder eliminarla (Romero-Cabello, 2007).

En los medios

Noticias

- Flores, R. 11 diciembre, 2017. México. Son donadas miles de unidades de medicamento para oncocerosis. En: http://elmedicointeractivo.com/son-donadas-miles-de-unidades-de-medicamento-para-oncocercosis/

- Giraudo, L. 23 diciembre, 2017. México. Bichos endémicos y viajeros: ciegos, científicos y carretera panamericana. En: https://www.eldiario.es/andalucia/lacuadraturadelcirculo/Bichos-endemicos-cientificos-carretera-panamericana_6_711188875.html

- Correa, P. 28 julio, 2013. Colombia. Colombia, primer país del mundo en erradicar la oncocercosis. En: https://www.elespectador.com/noticias/salud/colombia-primer-pais-delmundo-erradicar-oncocercosis-articulo-436565

Videos

- Ciclo de vida de O. volvulus. En: http://www.who.int/tdr/publications/documents/onchocerciasis-life-cycle.swf

- “River Blindness” (5 videos). En:  http://www.youtube.com/watch?v=NZH4aobqK0Y&list=PL958ZXi-3kMWpjjwHN6ALyHAitJogcgLO

Artículos de interés 

- Duerr, H. P., Raddatz, G. y Eichner, M. 2011. Control of onchocercisis in Africa: Thershold shifts, breakpoints and rules for elimination. Internacional Journal Parasitology 41: 581-589

- Méndez-Galván, J. F., y Olguín-Bernal, H. 2011. Oncocercosis: ¿La próxima enfermedad eliminable en México?. Boletín Médico del Hospital Infantil de México 68(2): 130-137

-Hise, A. G., Gillette-Ferguson, I. y Pearlman, E. 2003. Immunopathogenesis of Onchocerca volvulus keratitis (river blindness): a novel role for TLR4 and endosymbiotic Wolbachia bacteria. Journal of Endotoxin Research 9(6): 390-394

Pregúntale al Maestro Rafa

Me salió una bolita en la espalda, ¿Puede ser un oncocercoma?

 ¡No necesariamente! Recuerda que para estar infectado por O. volvulus es necesario que te haya picado un simúlido con el que hayas estado en contacto en alguno de los focos de infección conocidos en el país, ya que la oncocercosis tiene una distribución muy restringida. Además, muchos otros piquetes causan inflamaciones en la piel, lo más recomendable es que visites a tu médico para que te realice un diagnóstico más preciso.

¿Las moscas domésticas transmiten la oncocercosis?

¡NO! Las únicas moscas que transmiten a este parásito son las especies del género Simulium. La mosca doméstica se llama Musca domestica y aunque ambas pertenecen al Orden Díptera, son completamente diferentes.

¿Cuántas microfilarias puede liberar una sola hembra de O. volvulus?

-Por día es capaz de liberar entre 1,300 a 1,900 microfilarias; si consideramos que presenta una vida reproductiva de aproximadamente 9 a 11 años, en total puede liberar decenas de millones de microfilarias.

Bibliografía recomendada

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  • ​Morandi F., A. Krueger, S. Panarese, G. Sarli, R. Verin, S. Nicoloso, C. Benazzi & R. Galuppi. 2011. •   First Description of Nodular Onchocercosis (Onchocerca jakutensis) in Free-ranging Italian Red Deer (Cervus elaphus). Journal of Wildlife Diseases Volumen 47, Número 4. 963-967 pp.

  • Programa para la Eliminación de la Oncocercosis en las Américas. En: http://www.oepa.net/index.html

  • Rodríguez-Pérez MA, Unnasch TR, Domínguez-Vázquez A, Morales-Castro AL, Peña-Flores GP, Orozco-Algarra ME, (...), Rendón VG. Am J Interruption of transmission of Onchocerca volvulus in the Oaxaca focus, Mexico. Trop Med Hyg. 2010 Jul;83(1):21-7. doi:10.4269/ajtmh.2010.09-0544 

  • Vivas-Martínez, S., Grillet, M.E., Botto, C. y Basañez, M. G. 2007. La oncocercosis humana en el foco amazónico. Boletín de Malariología y Salud Ambiental 62(1): 15-46

Referencias

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  • Gómez, A.,Ruenes, T. y Uribarren. T. 2016.. Oncocercosis. Departamento de Microbiología y Parasitología, Recursos en Parasitología. Departamento de Microbiología y Parasitología, Facultad de Medicina, Universidad Nacional Autónoma de México. http://www.facmed.unam.mx/deptos/microbiologia/parasitologia/oncocercosis.html

  • Lugo-Rodríguez, S. 2005. Estudio de la transmisión de Onchocerca volvulus en el foco endémico del norte de Chiapas: Aplicación de la reacción en cadena de la polimerasa e inmunoensayo con antígenos recombinantes. Tesis de maestría. Centro de Biotecnología Genómica. Instituto Politécnico Nacional. Tamaulipas, México. 

  • Martínez-Baez., M. La oncocercosis en México. Gaceta Médica de México. 114(11): 525-540

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  • Méndez-Galván, J. F., y Olguín-Bernal, H. 2011. Oncocercosis: ¿La próxima enfermedad eliminable en México?. Boletín Médico del Hospital Infantil de México 68(2): 130-137

  • OMS. 2018. Oncocercosis. En: http://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/onchocerciasis

  • Puente-Puente, S. 2013. Filariosis por Onchocerca volvulus, Loa loa y Mansonella Perstans, análisis epidemiológico, clínico, analítico y parasitológico. Tesis de doctorado. Facultad de Farmacia. Universidad de Salamanca. Salamanca, España. 

  • Rodríguez C. G., C. y  Lizarazo O. 2010. Revisión epidemiológica de la Oncocercosis en América Latina. Revista Facultad Nacional de Salud Pública. Volumen 28(1)73-80

  • Rodríguez-Pérez, A. y Reyes-Villanueva, F. 1994. Efecto de la ivermectina sobre la transmisión de Onchocerca volvulus en el sur de México. Salud Pública de México. 36(3): 281-290

  • Romero-Cabello, R. 2007. 160 Onchocerca. Microbiología y Parasitología Humana. Bases etiológicas de las enfermedades infecciosas y parasitarias.  Médica Panamericana, México. 

  • Santana-Álvarez, J., León-Molina, M., Del barrio-Taupier, I. y Miranda-Ramos, M. de los A. 2015. Oncocercosis de la mandíbula: a propósito de un caso. Revista Electrónica Archivo Médico de Camagüey 19(5): 504-511

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